La derrota más dolorosa de los Barcelona Dragons

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Un jarro de agua fría en los Dragons con una derrota que no dejó buenas sensaciones y abre muchas dudas sobre el futuro de la franquicia.

dragons

©Barcelona Dragons

Munich Ravens y Barcelona Dragons jugaron un partido donde lo menos imporante fue el resultado. Lo que más dolió no fue el resultado en el marcador, sino la imagen de Dragons. Una imagen de una franquicia que vive unos momentos muy difíciles.

A nivel de juego poco a destacar por las bajas de Dragons, donde sólo había cuarenta y tres hombres en el roster. El público animaba a los suyos en cada jugada a pesar de que no salió nada. En cada intento de pase, en cada placaje de la defensa, el equipo estuvo desbordado y superado por el de Munich en todo momento. No consiguieron ningún primer down, y todos sus ataques de drives fueron un tercero y fuera. Los alemanes anotaron en todos y cada uno de los drives en los que atacaron y jugaron a placer tanto en ataque como en defensa. El partido finalizó a la media parte después que los jugadores así lo pidierna. La seguridad e integridad física de los jugadores fue la razón principal para no seguir jugando.

Ravens marcó el ritmo de anotación

El sorteo inicial estaba vez corrió a cargo de una leyenda de los Dragons como Jesús Angoy, máximo anotador de la franquicia de todos los tiempos. Aunque no salieron por pantalla, también se dejaron ver por el estadio otros antiguos jugadores del equipo como Pau Coll o Xisco Martos.

El juego lo abrió el equipo de Munich. En su primer drive, fue el quarterback suplente Levin Adrom el encargado de tomar las riendas. Fue el drive más largo en el que el ataque de Munich estuvo sobre el campo. La primera anotación llego con un pase sobre Malik Stanley que recibió en la banda izquierda y corrió hasta entrar solo en la end zone. El chut no fue bueno y el marcador de momento era 0-6. Montón retornaba un balón que animaba a la gente. El público tenía ganas de hacer llegar todo su calor y estima al equipo en aquellos momentos difíciles. A pesar que no consiguieron pasar de un 3&7 la afición aplaudía el esfuerzo de los jugadores sobre el campo. Higgins salió a despejar la pelota y la entregó al equipo de Munich que la llevó hasta la yarda treinta y nueve de su propio campo.

En este drive el quarterback titular de Ravens Chad Jeffries saltaba al campo. Plantados en la yarda cuarenta, una screen pass para Tomiya Oyewo encontraba la autopista para correr disparado hacia le end zone. A pesar que algún defensa intentó derribarlo al final, el empujón solo sirvió para hacerle entrar en la end zone y anotar. En esta ocasión el chut de Robert Werner sí entró entre los palos y ponía el 13-0 favorable a los babareses. El ataque de Dragons tampoco encontró el hueco para avanzar y despejaron el balón en un 4&19 en la yarda siete de su propio campo. La pelota voló bien aunque el bote hacia atrás hizo que el ovoide acabara saliendo por la yarda cuarenta y cinco del campo de Ravens.

Dragons paró bien las dos primeras envestidas de carrera de los alemanes. En el 3&3 en el que se encontraban, un pase hacia Malik Stanley en un quick slant lo recibía mientras se escabullía del placaje de dos defensas. Tras salir del primer placaje, dejó atrás a otro defensa en un buen movimiento de spin que descolocó al defensor. A pesar de la persecución de los defensas, su rápida carrera le permitió entrar solo en la end zone y anotar un nuevo touchdown para su equipo. De nuevo la conversión del extra point fue buena. El marcador ya señalaba 20-0. Quedaban aún 4:52 por jugar del primer cuarto.

Tras una penalización por chut corto en el saque, Dragons salían desde la yarda 40. Una buena carrera rolando de Lliteras permitió al equipo avanzar tres yardas. En la siguiente jugada, un potente pase de Lliteras rebotaba en el pecho de Iordanov y el ovoide salia rebotado hacia atrás. Mientras público y jugadores mirábamos como el balón iba rodando a cámara lenta, unos afortunados rebotes hicieron que este acabara cayendo en manos de Diego Emanuel. El linebacker cogió el balón y puso la directa hacia la end zone de Dragons. El defensor fue placado en la yarda 10 y el ovoide se le cayó fuera del campo. La decisión arbitral es que la intercepción había sido buena y Ravens tenia la posesión del ovoide. En este deporte, cuando uno tiene un mal día, lo tiene para todo.

Las faltas del ataque de Ravens los llevaron a terminar jugando un 1&31 desde la yarda treinta. Ahí acabaría toda la ayuda a Dragons, pues en un 2&21 Chad Jeffries lanzó un balón profundo hacia la end zone que era atrapado en el aire por Malik Stanley. Al igual que el número que lucía su camiseta, también era tercer touchdown en el partido y el cuarto de Ravens. El extra point no fue convertido y dejaba el partido en 26-0. Todavía quedaba 2:55 por jugar del primer cuarto y la sangría no era tan dolorosa como la impotencia del equipo ante los alemanes. En el siguiente drive, el atque de Dragons no conseguiría mover las cadenas. Despejaron el ovoide en un 4&22 después del sack que recibió Lliteras que hizo perder un buen puñado de yardas.

Ravens seguía anotando

Munich arrancó en el segundo cuarto en posesión del ovoide en la yarda cuarenta y nueve de su propio campo. Había empezado un poco más lento el ataque que en anteriores ocasiones, pero para sorpresa de nadie, Ravens acabaría anotando. Tras una jugada de reverse en que los corredores se fueron pasando el balón, este acabó de nuevo en manos del quaeterback. Jeffries lanzó un pase profundo buscando la trayectoria en carrera de Levin Adrom que recibía el balón y veía de reojo como en su carrera iba dejando tras de sí defensas de Dragons. Iba lanzado hacia la endzone. Se colaba entre medio de los dos saeftys que trataron de barrarle el paso inútilmente y anotó un nuevo touchdown. El segundo cuarto empezaba como el anterior: con Ravens anotando. Tras el extrapoint convertido el marcador ya era de 33-0. Todavía quedaba un segundo largo cuarto.

Todo y un mínimo avance de 5 yardas, no fueron suficientes para mover las cadenas. Dragons despejó de nuevo el ovoide. Una buena carrera de Oyewo llevaba a su equipo hasta la mitad del campo dejando atrás la yarda veinte desde la que partieron. Dragons parecía que conseguia frenar la carrera y los pases cortos. Nada más lejos de la realidad. En el siguiente set de downs, en un 2&6 Oyewo cogía el ovoide y arrancaba a correr dejando tras de si toda la defensa de Dragons y poniendo la directa hacia la endzone. Nuevo touchdown del runningback de Ravens. El extrapoint era bueno y ya señalaba el 40-0 en el marcador. Quedaban 9:52 por jugar.

Tras el saque Dragons quedaron encajonados en la yarda seis de su propio campo. En un peligroso 3&6 Lliteras fue placado dentro de la end zone. Afortunadamente el jugador que había hecho el saefty, también había cometido un off-side. La jugada quedaba invalidada. Tras la penalización de yardas, Montón consiguió el primer down del equipo para seguir avanzando. Fue la única vez que consiguieron mover cadenas y el publicó vitoreó el esfuerzo del equipo. Dragons solo conseguiría avanzar cinco yardas más y tendrían que despejar el balón a campo de Ravens.

Cuando parecía que la defensa conseguiría frenar por primera vez al ataque alemán, una carrera de Pohler conseguía hacer mover las cadenas. Atascados nuevamente en un 3&1 Jeffries recibió el balón y salió hacia el exterior de su línea ofensiva. Se lanzó por fuera de ellos y conseguió las yardas que necesitaban para seguir avanzando. Dos jugadas después, en la yarda 17 de Dragons llegaba una nueva anotación. Un pase lateral hacia Sven Beyrich, éste lo recibía y lograba escapar del placaje del defensor. En un carrera hacia la endzone no encotró ningún defensa más y pudo sumar 6 nuevos puntos para su equipo. Tras en extrapoint, el marcador ya reflejaba un increíble 47-0. Aún faltaban 3:06 para el descanso y Munich aún tendría tiempo de hacer una última anotación.

La anotación llegaría tras el two minute warning. A falta de veintiséis segundos para acabar llegaban a la media parte un pase lateral que recibía Oyewo le permíta aumentar la ventaja a 53-0. El posterior extrapoint no sería convertido y con ese resultado llegábamos al descanso y al final del encuentro. El numeroso público que se había desplazo desde Munich había disfrutado de lo lindo viendo el juego que estaba desplegando su equipo.

La bomba que heló el estadio

Me invitaron a bajar al campo a participar en el show del descanso que constía en anotar un field goal desde diferentes distancias. A parte de lo bien que lo pasamos chutando, pudimos recibir los consejos y estar cerca de una de las leyendas de los Dragons como Jesús Angoy. Desde operaciones nos decían que nos diéramos prisa en acabar el concurso que la segunda parte se reanudaría en breve. Mientras hacíamos los últimos chuts, veíamos por el rabillo del ojo como desde la banda estaban los jugadores de Ravens calentando. Para mí que mido un poco más de 1,70 aquellos jugadores se hacían enormes a mi lado.

Entrando ya por el túnel de vestuarios para subir a las gradas a ocupar nuestro lugar no veíamos a nadie en la banda de Dragons. Algo raro estaba pasando. Llegué a la zona de prensa y los jugadores de Ravens habían bajado el ritmo de calentamiento y algunos se mostraban más relajados hablando. De repente, un compañero de prensa hacía saltar la primera noticia de lo que luego se confirmaría: “Los jugadores no van a salir. Se va a suspender el partido”. La sorpresa era mayúscula entre los que cubrimos a Dragons y estábamos allí charlando y comentando el partido. Poco a poco el run run se iba hacia más grande y ya era un zumbido que resonaba en por todo el estadio. Desde mi posición, empezaba a ver las primeras reacciones de la gente, que también se acercaban hasta nosotros a preguntar que estaba pasando.

Empecé a ver gente que se sorprendía por la decisión y no entendían porque no se jugaba. Otros apoyaban su decisión de no jugar, y a muerte con los jugadores. Algunos les asaltaba la indiganción porque habían pagado entrada y sólo habían visto media parte. Poco a poco las reacciones y las emociones se mezclaban y todos expectantes mirábamos al césped esperando una confirmación en un sentido u otro. Tras una larga espera, el refree principal encía el micrófono para anunciar que el partido definitivamente se suspendía. Igual que le pasó a mucha gente, en ese momento un escalofrío me recorrió el cuerpo tras el impactante anuncio.

Había sido un partido con mucho contexto previo que había que conocer para entender las reacciones de la gente. Cortes de jugadores, la marcha del head-coach, la rebelión de los jugadores ante ¿la liga? o ¿ante Jason?. Rumores por los grupos de whatsapp diciendo la noche anterior que el partido se suspendía. Mucha confusión y pocas explicaciones claras. Cada uno que habla tiene su versión, y no entraré a juzgar quien tiene razón o quien mira por su interés. Eso corre a tu cargo, querido lector. Pero si has de tener en cuenta que para ver el puzzle completo necesitas tener todas las piezas.

Volvemos al momento del anuncio. Nadie sabía que significaba abandonar un partido a la media parte y que consecuencias podía tener aquello. Veíamos a los jugadores salir al campo y saludarse entre ellos. Contener las emociones en un momento como aquel es difícil. Cada aficionado que veía e iba charlando trataba de asimilar la noticia a su manera. Algunos marchaban indignados con la situación vista. La mayoría de gente sentía una sensación de derrota y haber llegado al final de un camino que prometía ser ilusionante, pero no era como nos habían vendido. Vi gente llorándose abrazos y dándose ánimos.

Durante aquellos momentos, me acerqué a mucha gente del staff que conzco para hablar con ellos y captar cuales eran sus sensaciones desde dentro. En caliente, el pesimismo reinaba entre ellos y no confiaban en remontar aquella situación. Mientras los jugadores pasaban a saludar a la gente, sobre el césped sucedían mucha cosas. Veía como jugadores tenían lágrimas en los ojos. Muchos otros con el rostro serio y afligido. Los coaches abrazaban a los jugadores. Otros charlaban de manera más distendida entre ellos.

Pero todas la miradas del estadio se dirigían hacia una end zone. Allí veíamos un hombre paseando a lo ancho de la endzone, hablando por teléfono y gesticulando de manera grandiloquente. Aunque estuviera hablando por teléfono ajeno a todos, en el fondo sabía que todas las miradas se dirgían a él buscando explicaciones. Ese hombre era el propietario de Dragons: Jason Robison. Posteriomente si que daría explicaciones.

¿Qué pasará con Dragons?

Hacer un análisis de todo lo vivido durante aquellos momentos es difícil. Todavía más si hay un vínculo con lo sucedido. En un momento difícil como aquel, las personas buscamos acercarnos entre nosotros para compartir el momento y expresar aquello que sentimos en caliente. También sabemos que normalmente no es la decisión más racional, sino la más emocional. Tomar decisiones en este momento nunca en bueno, y es necesario dejar un espacio prudente para pesar con la cabeza fría.

Saber qué pasará con Dragons es aún más difícil de saber, pues esta todo en manos de un propietario tan relexivo como hermético en el momento de comunicar su decisiones y pensamientos. Quizás no todo dependa de él y no todo este bajo su control, pero es el máximo responsable, tenga o no la responsabilidad. De momento, el legado de Jason no está siendo el que él seguro quería dejar para la posteridad. Veremos esta semana o semanas, cual es legado definitivo que queda ligado a él y el nombre de Dragons.

Ojalá sea el que Dragons merece. El que los jugadores merecen y también los aficionados.


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